Comentario
CapÍtulo 40
De cómo los del Tlatilulco se dieron a los españoles con los mexicanos, y su señor que con ellos estava
Desque llegaron a tierra, el señor de México, Cuauhtemoctzin, con los que con él ivan, saltaron en tierra cerca de la casa donde estava el capitán. Y los españoles que estavan cerca del agua tomaron por las manos a Cuauhtemoctzin amigablemente, y lleváronle a donde estava el capitán don Hernando Cortés encima de la açotea. Y como llegó a donde estava el capitán, luego él le abraçó y mostró muchas señales de amor al dicho Cuauhtemoctzin, y todos los españoles le estavan mirando con gran alegría. Y luego soltaron todos los tiros por alegría de la conclusión de la guerra. Cuando esto acontesció, salieron dos canoas de mexicanos y entraron en la casa de un principal que se llamava Coyoueuetzin, donde estavan indios tlaxcaltecas; y rebolviéronse los unos con los otros, y murieron allí algunos; y los mexicanos huyeron y ascondiéronse. Después de haver hecho esto, luego mandó el capitán don Hernando, Cortés a pregonar que todos los que estavan en el corral saliesen libremente y se fuesen a sus casas. Y como començaron a salir los mexicanos, se llevavan sus armas y ivan agavillados; y dondequiera que topavan a algunos indios de los amigos de los españoles, matávanlos. Y de esto se enojaron mucho los españoles, y a vueltas de los que se ivan algunos de los: mismos vezinos del Tlatilulco dexaron sus casas y se fueron pensando que aún los matarían, ansí esperasen en sus casas. Uno[s] se fueron hazia Tlacupa y otros hazia Sanct Cristoval. Y los que tenían casas en el agua, unos de ellos se fueron en canoas, otros salieron apeando por el agua, otros nadando. Y llevan sus haziendas y sus hijos a cuestas; salían muchos de noche y otros de día.
Los españoles y sus amigos pusiéronse en todos los caminos y robavan a los que pasavan, tomándolos el oro que llevavan y escudriñándolos todos sus hatos y todas sus vestiduras. Y ninguna otra cosa tomavan sino el oro. Y las mugeres moças hermosas y algunas de las mugeres, por escaparse, desfraçávanse poniendo lodo en la cara y vestiéndose de andrajos. También tomavan mancebos y hombres recios para esclavos; pusiéronlos nombres tlamacazque, y a muchos de ellos herraron en la cara.
Rendiéronse los mexicanos, y despartióse la guerra en la cuenta de los años que se dize "tres casas", y en la cuenta de los días, en el signo que se llama ce cóatl. Al señor de México, Cuauhtemoctzin, el mismo día que se rendió le llevaron al lugar de Acachinanco con todos los principales adonde era el aposento de don Hernando Cortés. Y luego otro día vinieron muchos españoles al Tlatilulco, todos ordenados a punto de guerra. Y todos atapavan las narizes por el hedor de los muertos que estavan por enterrar, y traían consigo al señor de México, Cuauhtemoctzin, y a otro principal que se llama Coanactzin, y a otro que se llamava Tetlepanquetzatzin, y los demás principales que guardavan el tesoro. Y fueron derechos al lugar donde estava el corral donde se havían hecho fuertes los mexicanos, que se llamava Atactzinco; y entraron en la casa del tlacuchcdlcatl, que se llamava Coyoueuetzin; y luego subieron al açotea y sentiéronse y pusieron allí un pavellón al capitán don Hernando Cortés, y sentóse en su silla. La india que era intérprete, que se llamava Marina, púsose cerca del capitán, y de la otra parte el señor de México, Cuauhtemouzin. Tenía cubierta una manta que se llama quetzalichpetztli, y estava cabe el señor de Tetzcuco, que se llamava Coanactzin, y tenía cubierta una manta de nequén, que se llama xoxochiteyo. Estava también allí otro principal que se llamava Tetlepanquetzatzin, señor de Tlacupa; tenía cubierta otra manta pobre y suzia. También estava allí otro principal que se llamava Mixcoatlailotlactzin, y otro se llamava Auelitoctzin. A la postre de todos estava otro principal que se llamava Yupícatl Flupucatzin. De la otra parte estavan unos principales mexicanos, uno de los cuales se llamava Tlacutzin, otro Petlauhtzin, otro Motelchiuhtzin, otro Mexícatl, otro Achcauhtli, otro Teutlanyacazqui, otro Coatzintlatlati, otro Tlaçulyáutl.CapÍtulo 41De la plática que hizo el capitán don Hernando Cortés a los señores de México, Tetzcucu y Tlacupa después de la victoria, procurando por el oro que se havía perdido cuando salieron huyendo de MéxicoComo estuvieron juntos los tres señores de México y Tetzcueo y Tlacupa con sus principales delante de don Hernando Cortes, mandó a Marina que les dixese dónde está el oro, que havía dexado en México. Y luego los mexicanos le sacaron todas las joyas que tenían ascondidas en una canoa llena, y todo lo pusieron delante del capitán y de los españoles que con él estavan. Y como lo vio, dixo: "¿No hay más oro que éste en México? Sacaldo todo, que es menester todo." Y luego un principal que llamavan Tlacutzin habló a Marina, respondiendo: "Di a nuestro señor y dios que cuando llegó a las casas reales la primera vez vio todo lo que havía, y todas las salas cerramos con adoves. No sabemos qué se hizo el oro que havía. Tenemos que todo, lo llevaron ellos, y no tenemos más de esto agora." Y el capitán respondió diziendo que: "Es verdad que todo lo tomamos, pero todo nos lo tomaron en aquel paso del acequia que se llama Tolteca Acaloco. Es menester que luego parezca." Y luego respondió un principal mexicano que se llamava Cioacóad Tlacutzin, y dixo a Marina: "Dile al dios capitán que nosotros los mexicanos no peleamos por el agua con canoas, ni sabemos esta manera de pelea, que solos los del Tlatilulco, que peleavan por el agua, atajaron a nuestros señores los españoles. Y creemos que solos ellos lo tomaron." Y luego respondió Cuauhtemoctzin, y dixo al principal Cioacóatl: "¿Qué es lo que dizes? Aunque es así, que los del Tlatilulco lo tomaron, por ello fueron presos, y todo lo tornaron en el lugar de Texopan, se juntó todo, y esto es lo que está aquí, y no hay más." Dixo luego Marina: "El nuestro capitán dize que no está aquí todo." Y respondió el principal Cioacóatl: "Por ventura algún maceoal ha tomado algo. Buscarse ha y traerse ha a la presencia del capitán." Otra vez dixo Marina: "El señor capitán dize que busquéis docientos tesoelos de oro tan grandes como así." Y señáleles con las manos el grandor de una patena de cáliz. Otra vez habló el principal Cioacóatl, y dixo: "Por ventura algunas de las mugeres lo llevaron ascondido debaxo de las nauas. Buscarse ha y traerse ha a la presencia del señor capitán." Luego allí habló otro principal que se llamava Miscoadailótlac Auelitoctzin: "Dile al señor capitán que cuando vivía Motecuçoma, el estilo que se tenía en conquistar era éste, que ivan los mexicanos y los tetzcucanos y los de Macupa y los de las chinampas; todos juntos ivan sobre el pueblo o provincia que querían conquistar, y después que la havían conquistado, luego se bolvían a sus casas y a sus pueblos. Y después ventan los señores de los pueblos que havían sido conquistados y traían su tributo de oro y de piedras preciosas y de plumajes ricos. Y todo lo davan a Motecuçoma, todo el oro venía a su poder."